Usar la tecnología de manera obsesiva y descontrolada puede generar un detrimento para la salud. Aunque hay que recordar que los avances
de la ciencia no son buenos ni malos, sino que dependen del empleo que los seres humanos le demos. El debate comenzó por el abuso de uso de los smartphones, ordenadores, juegos de video, entre otros dispositivos ya que su uso se volvió cada vez más constante adictivo pudiendo generar una pérdida de valores ya que la mayoría de las personas que tienden a usarla se desconectan del mundo y tienden a cambiar su actitud si se les arrebata o se apartan del aparato el cual están usando pudiendo incluso ser agresivos o tener un mal vocabulario. El uso excesivo de los aparatos tecnológicos no acarrea solamente problemas físicos. Los efectos psicológicos también han sido vinculados a la dependencia de estos dispositivos, llevando incluso a producir temores como la ‘nomofobia’, el miedo a quedarse sin cobertura, que se agote la batería o no encontrar el móvil. “Este tipo de comportamientos es derivado de la incapacidad que tienen ciertas personas de expresarse por los medios convencionales y al no tener un celular como forma de conectarse al mundo pueden entrar en pánico”, manifiesta el psicólogo Enrique Gutiérrez. De la misma forma las relaciones interpersonales se han visto afectadas por el apogeo y el crecimiento del mundo virtual. “Hay una crisis en torno a la manera de relacionarse con la familia y con las demás personas. Un poco el gran problema que estamos teniendo ahora con los profesionales es que a pesar de ser muy buenos a nivel académico cuando llegan al mercado laboral no tienen habilidades sociales”, asegura el sociólogo Sabas Martínez, quien añade que la virtualidad llevada a los extremos “rompe relaciones humanas y lo lleva todo a un mundo de códigos binarios”. Los avances tecnológicos hacen parte de la evolución natural del hombre y de su búsqueda por mejorar la calidad de vida, el problema está en el uso que se les da. La presente investigación es un análisis sobre un sistema decadente llamado “Valores” el cual nos viene afectando a la gran mayoría de la población, por cuanto los grupos familiares se han venido desintegrando motivado a que la mayoría de las personas tienen poca o nada de comunicación con sus hijos, así como otras conductas transgresoras reflejada en ambos padres que no es precisamente la adecuada para la formación de los niños y adolescentes. Esta situación trae como consecuencia el descarrilamiento de los jóvenes, quienes se encuentran sin ningún tipo de protección ni orientación y lo más importante, tienen un mal hábito al usar la tecnología para ver contenido indebido o incluso ver contenido violento. Es de resaltar que esta situación no es un problema de Estado, sino de las personas.
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